Hoy me levanté como cualquier día, y sobre todo tentada por lo mates matinales de mi amada. Estuvimos charlando un poco sobre cómo se va perfilando el futuro de Hipólita Ediciones, y otras cosas caseras, cotidianas, mientras Greta y Catita andaban por allí, muy cerca de nosotras.
Estaba allí cuando se me ocurrió: voy a limpiar y a acomodar la biblioteca del pasillito. Allí hay tres bibliotecas de pino fuerte que guardan la narrativa argentina, iberoamericana y mundial, las cuestiones filosóficas, críticas, y en uno solo de esos muebles: toda la poesía junta. Aclaro que estos son los muchachos. Las chicas están en otras dos bibliotecas, situadas en otras habitaciones.
Estamos con polvillo en cada poro, pero este reorganizar la biblioteca, recordar qué tengo de material (ya que a veces se me olvida), y mal acomodado realmente no lo podés localizar ergo usar. Decía: este reorganizar está bueno. No la había tocada desde que nos mudamos aquí, y en estos casi cuatro años fue creciendo.
Aquí van una toma de cómo estaba:

Aquí va otro ángulo, ya habiendo entrado en acción:

Tags:
2 comentarios:
Ordenar la biblioteca es como dialogar con muy buenos amigos y, por qué no, reencontrarse con viejos amigos llenos de polvo que teníamos en el olvido y nos sorprendemos cuando vemos que aún están ahí. Ordenar libros siempre es positivo, como un café con amigas.
Guay con amagar a tirar un libro sin antes llamarme!!! ojito eh!!
por cierto, muy simpáticas las puertitas "antigatas" de tus estantes. Espero no tener que implementarla en mi bibliotequita.
besos!!
Publicar un comentario